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Este blog es un lugar de escritura. Podes encontrarte con poesías, con crónicas, con apuntes de filosofía, con ideas en gestación, con escritos de alumnas y alumnos... podes encontrarte. La fotografía del cóndor volando en libertad, la saqué en el Cerro Tronador, muy cerca de Bariloche. Me llamo Francisco Mina. Cocino bien, jugaba al futbol, sigo andando en bicicleta, y soy profesor de Filosofía en educación terciaria en Escobar y Campana (Argentina al sur)

lunes, 13 de diciembre de 2010

REFLEXIONES ABIERTAS. Graciela Pérez y Susana Pozo

A modo de introducción

Vamos a comenzar este trabajo de pensar la educación en contextos de encierro desde la relectura de un trabajo que realizáramos en coautoría con otros compañeros, nos referimos a Educación e institución escolar en ámbitos carcelarios”
Nos parece encontrar en el mismo algunas ideas que nos permitirán borronear otras en función del propósito del trabajo que nos reúne.


¿Me permite la palabra?

La Escuela de Educación Media nº 8 contaba en sus comienzos con un pabellón de estudiantes, en el cual un grupo de internos se reunían y se ayudaban en diferentes tareas pedagógicas, la experiencia fue muy positiva.
El grupo pasaba mucho tiempo haciendo tareas áulicas e incluso se contaba con alumnos monitores o tutores que ayudaban a los que recién comenzaban la escuela.
El pabellón de estudiantes luego fue disuelto por razones de “seguridad ante la superpoblación carcelaria”
En el siguiente texto se transcriben las opiniones vertidas por un alumno con respecto al pabellón de estudiantes, la vida en los pabellones, y la función de la escuela:
La inauguración de un pabellón para estudiantes sería lo más conveniente para aquellos que verdaderamente deseen estudiar, y, al mismo tiempo se comprometan a formar parte de este proyecto tan importante. Justificar esto que creo nos conviene a todos, no es cosa sencilla, ya que existen distintos factores que parten desde los internos. Quien esté consciente de cual es su función dentro del ciclo lectivo será el que convenga formar parte del proyecto. Existe quienes sólo lo hacen por un beneficio en su causa, que convengamos, a lo largo del ciclo se terminan involucrando, pero desde ahí a formar parte de una convivencia aparte del resto, es algo dudoso.
Existe la filosofía carcelaria (por así decirlo), de diferenciar al resto por su carátula y no por lo que es o lo que hace” (1)

Está de acuerdo con la reapertura del pabellón de estudiantes, pero supone que hay obstáculos al que el llama “propios de la filosofía carcelaria”,  es decir podemos ver como el poder disciplinario castiga distribuyendo rangos o grados a los distintos delitos, y así es como dentro del penal aparecen los violadores, y los  no violadores, es por esto que los acusados de violación posiblemente  que no sean aceptados en el pabellón de estudiantes.
“Verdaderamente el estudio forma, capacita, amolda y seduce a quienes buscan una salida de la ignorancia; existe el cambio de actitudes, y también el confrontación con situaciones adversas. Es cierto además que se hacen muy humanas las relaciones profesor-alumno, alumno-alumno; se torna un hábito el saludo de todas las tardes, el diálogo, el intercambio de ideales. Hemos de saber que el delincuente (reo en este caso), es una persona con antecedentes de trastorno de conducta en muchos casos y en la mayoría, adictos, alcohólicos y un gran desorden emocional; poco responsables y culturalmente casi nulos.”(2)

En este párrafo, aparece la escuela como dadora de la palabra, la que instala un campo de tensiones entre la lógica de la seguridad y la lógica pedagógica, la que logra instaurar relaciones de cuidado, protección y transmisión de afectos y saberes.
También se observa que el alumno tiene una versión de él mismo: violento, adicto, peligroso, irresponsable, que no posee cultura.
“En la mayoría de los casos jóvenes de 19-26 años tienen la primaria incompleta y/o la secundaria incompleta con años de diferencia entre el último ciclo cursado y el ciclo a cursar. El trabajo que día a día el docente realiza en una clase y en cada estudiante en particular al mismo tiempo, es el eje de la cuestión y puede notarse el cambio, el estímulo y el vínculo que se crea con el saber, a fin de que el alumno quiera, crea y se comprometa consigo mismo y con el plan de estudio y convivencia. En un 50% cada parte coopera para llegar a formar el objetivo concreto.
Adicción es sinónimo de silencio y una persona que no coopera para ser sacada del pozo difícilmente puede ser extraído de allí. La lectura, la práctica, el intercambio, pueden de algún modo formar un papel importante en aquel que carece de palabras, aquel que posee una adicción. En ambos casos el docente resocializa, pero “no sana”. Tomar en cuenta este concepto es buscar una solución adecuada a este contrapunto. Sería de total vitalidad para el alumno y el proyecto mismo tratar el uso y abuso de drogas. ‘Las drogas destruyen, amistades, vínculos familiares, vidas”.(3)

Nuestro alumno se concibe a sí mismo como un “enfermo al que hay que curar”,  la escuela lo resocializa, pero no lo sana, dice … sin embargo cree que el pabellón de estudiantes  pueda ayudar a los adictos para tratar el tema de las drogas, y recuperar así sus vínculos familiares.
“Muchas veces el alumno se ve obligado a comportarse de un modo centrado, educado y contenido en muchos aspectos personales, así el ejercicio diario se torna una costumbre, al no existir un pabellón de estudiantes este trabajo diario es entorpecido por la población de un pabellón común, entrando así la duda del cambio en dónde se actúa y en dónde no.
Por propia experiencia puedo decir que la actuación parte desde la supervivencia, actúo donde creo que existe peligro y pongo barreras ante mis supuestos atacantes, la jerga carcelaria, el usar de un modo u otro la vestimenta, el caminar, el gesticular, el desinterés por la vida del débil, son rasgos necesarios para ponerme de igual a igual con mis pares. En todos los casos dentro y fuera de la sociedad, se remarca mucho lo diferente que puede resultar alguien para los demás y automáticamente se da el rechazo; en la cárcel ser diferente es no tener derecho alguno sobre nada, inclusive con lo personal.
En definitiva, la actuación es obligatoria. Dentro del establecimiento educativo no existe la actuación, pero sí la adaptación a nuevos códigos que sin lugar a dudas son el inicio de cambios extraordinarios. Adaptarse no es conformismo ni una falsa actitud, es actuar desde la verdad; con respecto a la ignorancia, creo que a nadie le gusta, y muchos se conforman con creer que es difícil dejar de serlo y en realidad con todas las posibilidades que existen dentro de la U.P., lo que cuesta es seguir siendo ignorante.
Creo que formar un pabellón de estudiantes sería día a día remarcar lo que cotidianamente vamos siendo en el aprendizaje: volvernos fuertes en este concepto sería empezar a poner en la balanza lo vivido y lo actual
La educación abre puertas, y sin lugar a dudas, cambiar el modo de pensar nos llevará a cambiar el modo de vivir.”(4)
C.H.H.F.

En esta última parte de la narrativa habla de la actuación como estrategia fundamental para la supervivencia, es decir “pone barreras a sus supuestos atacantes”,  “la jerga carcelaria”, “el modo de usar la vestimenta”, “el gesticular”, “el desinterés por la vida del débil”

Con estas palabras se evidencia el control minucioso de los cuerpos, de sus gestos, de su vestimenta. La microfísica del poder se extiende y el vigilado se convierte en vigilante y aquél que no actúa dentro del penal es identificado y no posee  derecho alguno, inclusive con lo personal.
Hay un punto muy interesante porque dice que en el penal la actuación es obligatoria, pero no existe en la escuela, es decir que la escuela está afuera del sistema correccional para el alumno, observa otra lógica en la que no es necesario estar  en vigilia constante para sobrevivir.
Habla de la ignorancia como elemento negativo, a nadie le gusta dice  pero se conforman por las dificultades que suponen dejar de serlo, por último afirma que el pabellón de estudiantes serviría para volvernos fuertes, es decir ubica a la escuela, al conocimiento,  como el camino para romper con el destino.
De esta manera se observa toda la potencia de la educación en estos contextos, recuperadora de la palabra y de la historia, como herramienta de inclusión social, como oportunidad para el sujeto de escribir otras versiones de sí mismo (alejadas de aquellas que lo  ratifican como violento, delincuente, peligroso).

 A MODO DE CONCLUSIÓN

Pensamos que la reapertura del pabellón de estudiantes, es un tema pendiente a resolver entre las entre el modelo correccional y el modelo pedagógico. Para la escuela, fue una experiencia positiva, mientras que para el penal un espacio considerado peligroso.
Sería conveniente que entre los ámbitos de educación y de seguridad se avance en la construcción de un sentido de corresponsabilidad, para que el derecho a ala educación se efectivice en estos contextos de encierro, y alcance mayores niveles de democratización.

BIBLIOGRAFÍA

MICHEL FOUCAULT., Vigilar y castigar. Siglo XXI Editores (2006).
FRANCISCO MINA., La cárcel como naufragio.
FERNANDO SAVATER., La aventura del saber.
KESSLER, G., Sociología del delito amateur. Buenos Aires: Paidos. (2004).
BAUMAN, Z., Vidas desperdiciadas. Buenos Aires: Paidos. (2005).


(1) Educación e institución escolar en ámbitos carcelarios.  Trabajo Práctico realizado en coautoría por las/os profesoras/es Ana María Astudillo, Hugo Conde, Pedro L. Ferrari, Miguel Guerriero, Reynaldo Guerriero, Graciela Pérez, Susana Pozo

(2) Loc. cit.
(3) Loc. cit.
(4)  Educación e institución escolar en ámbitos carcelarios, op.cit. p. 7

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