Bienvenidos

Este blog es un lugar de escritura. Podes encontrarte con poesías, con crónicas, con apuntes de filosofía, con ideas en gestación, con escritos de alumnas y alumnos... podes encontrarte. La fotografía del cóndor volando en libertad, la saqué en el Cerro Tronador, muy cerca de Bariloche. Me llamo Francisco Mina. Cocino bien, jugaba al futbol, sigo andando en bicicleta, y soy profesor de Filosofía en educación terciaria en Escobar y Campana (Argentina al sur)

lunes, 13 de diciembre de 2010

La educación y la penalidad. Strazzeri Claudio F.

“El docente ingresa al aula que esta cargada de miradas expectantes, mientras ingresa en ese ámbito escolar, apenas traspasa la puerta se para y dice: "Buenas Tardes" con un tono como para que se escuche hasta en el último pabellón o para despertar a uno de esos que todavía no se había enterado que el momento de estudiar había llegado. Algunos responden, otros se paran y luego se sientan y otros, dejando esperar unos instantes para que el educador se siente en el banco que hace las veces de silla, le gritan con una especie de grito escondido "¿trajo la yapa?”.
La Yapa ¿que es eso de la yapa? se preguntara mas de uno, ¿será algún "extra" que trajo el docente para los muchachos?
La Yapa suena como un viaje al pasado donde cuando uno era pibe el almacenero siempre daba los caramelos con algunos de más…o sea con yapa.
Pero y esto ¿Qué tiene que ver con un contexto de encierro?
El docente sabe que el alumno aprende mejor cuando esta motivado, evidentemente el tipo de alumno en este contexto tiene pocos motivos que lo alegren, una visita esperada, un aviso de transitoria, una libertad de un allegado o la yapa.
¿Cómo la yapa? Recuerden la historia del almacenero y la alegría que de pibe despertaba tener esos caramelos de mas, bueno parece que alguien estudio algo de marketing y creo una marca de caramelos con el nombre….si, con ese nombre: “La Yapa”.
Bien hasta acá la historia de la yapa ha sido descubierta, pero ¿Qué relación guarda con la alegría de un procesado que esta estudiando?
Ellos por estar privados de la libertad no pueden comprar o tener lo que quieren simplemente porque en la esquina no hay un kiosco que los provea, entonces piden, piden y piden… a alguien que los provea: caramelos, un regalo, facturas, una lámpara o una resistencia, en fin, lo que sea viene bien ya que ahí no hay nada de nada, y para muchos ni forma de conseguirlo.
El docente con lo que cobra no puede comprarles regalos o facturas o lámparas o resistencias todos los días pero….si puede comprarles caramelos y es ahí donde entra en escena: la yapa.
El cuadro educacional se compone de la siguiente manera y los alumnos que conocen a la perfección los tiempos que maneja el educador dejan que los maneje, ya que saben que a la larga tendrán su recompensa.
Luego de saludarlos, abre el maletín, extrae la lista de alumnos y comienza a pasar lista, abre el temario, se fija el ultimo tema dado, reparte las hojas (aquellas que fueron compradas entre todos los docentes) comienza a dar su clase,  llenando el pizarrón con teoría y ejercicios para inmediatamente explicar lo escrito y luego en el momento en que todos están abocados a resolverlos… abre otra vez el maletín pero no extrae ningún tipo de herramienta didáctica, sino que saca…la yapa.
La yapa viene en paquetes finos, envueltos en un papel ceroso que esta recubierto por otro que hace las veces de vaina y que tiene, aparte de las características del producto, unos dibujos de dinosaurios o animales y la explicación de su vida.
Abre el paquete y empieza a repartir las pastillas de caramelo a los alumnos, el docente al tomar lista de los alumnos ya los contó, por lo tanto sabe cuantos hay y con una simple cuenta mental decide cuantos caramelos le corresponde a cada uno, por eso eligió la yapa, son baratas y tiene 30 pastillas por paquete.
Los cursos difícilmente superen las 30 personas y a medida que transcurre el año, van mermando en cantidad.
Obviamente la cuenta no da exacta, difícilmente lo de, a pesar de que 30 es un numero muy divisible, ¿y que sucede con las pastillas sobrantes? normalmente son solo una o dos, pero es un numero que no da lugar a otro reparto parejo,  la respuesta esta en la boca del docente ya que antes que alguno pregunte: ¿me da las que sobraron? El ya las engullo y ofrece el envoltorio a modo de regalo que ellos utilizan para dar un entretenimiento al su pequeño que vendrá de visita.
Es llamativo como los alumnos reciben este “premio” simplemente están tan abocados a su tarea que tienden la mano, y apenas perciben las pastillas, dicen “gracias profe”.
Todo esto con mucha humildad y con aires de una gratitud genuina.”

Lo expresado tiene relación con lo que Foucault denomino la tecnología de  individualización donde se establece una relación con el cuerpo que lo hace dócil, o sea lo hace útil.
Estos cuerpos dóciles, sometidos y ejercitados que están en un lugar de aislamiento, son transformados para recuperarlos como piezas útiles para el sistema de producción.
Hay una anécdota complementaria que sucedió con el docente en relación a la yapa y las tecnologías que sirven al funcionamiento efectivo de la maquina disciplinaria que funciona en distintas instituciones sociales.

“Es sabido que los alumnos que concurren a una escuela de cárcel no poseen todos los elementos didácticos que dispone un alumno de una “escuela de la calle” por lo tanto es muy común que no tengan ni siquiera una lapicera para escribir, por lo cual “piden” al docente que les facilite una.
El docente de “la yapa” de una manera natural le presto “su” lapicera, una parker plateada que le habían regalado en su cumpleaños, unos cuantos años atrás, un grupo de alumnos de una escuela rural. No era la primera vez que la prestaba, ya que cuando lo hacia miraba al alumno a los ojos dándole a entender lo valioso del objeto prestado, pero esta vez fue diferente.
Cuando termino la hora, el docente se “olvido” de pedirla y se dio cuenta de su faltante cuando ya estaba en su casa. ¿Qué hizo? Simplemente espero al día siguiente y solicito al alumno en cuestión la devolución de la lapicera, pues bien resulto que el alumno hacia poco que estaba en la escuela y hacia unas clases que faltaba por lo cual el docente no recordaba ni el nombre ni la cara del mismo…pero sus compañeros si.
Como no surgió el nombre, ni la devolución del elemento, el docente opto por contarles el motivo de su afecto por la lapicera, obviamente no podía pedirles la restitución material del elemento pero tampoco podía dejar el asunto como estaba, entonces se le ocurrió una solución salomónica… los dejo sin yapa por el tiempo que correspondería a la mitad del valor de la lapicera y así se los hizo saber.
¿Porque la mitad? El entendía que la culpa no era toda del alumno, sino también de el, ya que conocía el contexto en que se encontraba y del riesgo que asumía.
Dos meses, si, dos largos meses esperaron los alumnos para que volviera la yapa, en ese lapso de tiempo ninguno de los que había estado presente la pidió, solo alguno que otro descolgado que hacia tiempo que no asistía a clase preguntaba ¿ hoy no hay yapa? “

Todo esto obedece a la sanción normalizadora que es la tecnología que permite inculcar una norma social al conjunto de alumnos, en donde el mecanismo deja ver la relación que existe entre la educación y la penalidad, es un castigo disciplinario meramente correctivo que tiene por objeto reducir las desviaciones y encauzar la conducta de los educandos, con lo cual el espacio escolar se convierte en una maquina de aprender, pero también de vigilar y corregir, ajustándose a un proceso social general de normalización.
La pregunta que se hará el lector será ¿y el docente… volvió a prestar la lapicera?
La respuesta es: No y los manda a Dirección para que se la pidan al Director.

3 comentarios:

  1. Muy interesante el relato Claudio... sin embargo la pregunta que me hago como lector después de leerlo es otra: ¿qué lectura habrán hecho esos estudiantes de esa "sanción normalizadora"?...

    ResponderEliminar
  2. Claudio F. Strazzeri14 de diciembre de 2010, 0:51

    Hola Pedro, gracias por tu comentario, la lectura que hicieron los estudiantes es que entendieron que por mas que esten en un contexto de encierro eso no los exime de tener que cumplir con una medida aleccionadora que por otra parte la entendieron como justa, esto lo se porque lo hemos comentado en clase y fuera de ella tiempo despues que sucedio el hecho

    ResponderEliminar
  3. Me parece interesante que el diálogo no se interrumpa. La escena que relatás Claudio, y su relación con el recorrido de este espacio es profundamente provocadora. Una buena ocasión para ensayar discusiones que sofoca el silencio de la cárcel y nos estan faltando. Sigamos conversando.

    ResponderEliminar

Gracias por participar con tu opinión y comentarios. Deja tu nombre por favor al pie del mismo

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...