Motivada por el acontecimiento histórico, de conmemorarse durante este año 2.010, el Bicentenario de los hechos acontecidos durante la semana de mayo de 1.810 y que concluyeron en el glorioso 25 de mayo de aquel año, es que propuse a comienzos de este ciclo lectivo, a todos mis alumnos , que realizasen un trabajo escrito para recordar tan importantes acontecimientos. La consigna fue “Expresando sentimientos”.
Les pedi que expresasen, sin ningún tipo de condicionamientos, en total libertad, en tanto y en cuanto habitantes de nuestra patria, sus sentimientos ante la mencionada conmemoración.
La respuesta ante la propuesta, fue numerosa, comprometida y de una diversidad que me llamó la atención.
Muchos fueron los que aceptaron espontáneamente, escribir sobre el tema. Otros, los menos mencionaron no querer hacerlo pues pensar sobre la historia de nuestro país, les generaba reflexionar sobre sus historia de vida y consideraban que portaban una mochila demasiado pesada para transportar.
Dedicamos algunas clases para debatir y surgieron muchas opiniones, que me han sorprendido y me han generado admiración genuina sobre muchos de mis alumnos.
Me parece esta una gran oportunidad de mostrar algunos de estos trabajos, realizados, con pensamientos distintos, desde lugares distintos, en algunos casos donde se está privado de libertad, lo más curioso es qué, quienes supuestamente gozan de libertad , en algunos casos y por sus dichos, se hallan mas “presos” que quienes se encuentran detenidos.
La propuesta puso énfasis en resaltar , que en los casos de estar privado de libertad, solo se lo estaba de la ambulatoria, queríamos que, a partir de recordar el 25 de mayo de 1.810, fecha libertaria para los argentinos, si las hay, se expresasen sentimientos en toda su dimensión. Pusimos de manifiesto que, se puede privar a una persona de su libertad ambulatoria, pero nunca de pensar, de creer, de sentir. Mientras no resignen estos tres pilares fundamentales de su humanidad seguirán siendo personas.
Quisieron realizar los trabajos en clase, escribiendo y repitiendo en voz alta, intentando de esa manera, darle más trascendencia a sus relatos, preguntando como niños “ ¿profe voy bien?”.
Muchos intentaron a partir de la consigna de esta reflexión trasponer los muros y hacer oir sus reclamos, las necesidades insatisfechas, en un país que excluye y no perdona. Donde la desigualdad se acentúa cada vez más y las condiciones de vida de los más pobres tiende a ser similar a lo que sería la vida en el infierno. No se les brinda a estos jóvenes la posibilidad de obtener su propio sustento y la desocupación es un flagelo que los persigue de por vida.
Las opiniones que transcribo a continuación , son de dos alumnos, uno de ellos en contextos y otro no. Al final de cada opinión aclararé la condición de cada uno.
“ Desde muy joven fui por medio de mis maestros adquiriendo conocimientos sobre la independencia de mi país, aprendí los valores que tuvieron esos hombres que lucharon por un futuro sin la opresión a la cual estaban sometidos, fui forjando en mi interior un interés por conocer a esos héroes que habían dado la vida por sus ideales. Con el tiempo fui buscando toda la información que pude y a medida que iba creciendo me dí cuenta que el país en el que vivo no es precisamente el que ellos soñaron. Entonces me pregunté ¿por qué? Y llegué a la conclusión de que desde hace mucho tiempo los valores tales como “honestidad, verdad, honor, lealtad” y muchos otros se fueron perdiendo y que esos hombres que en principio me parecieron héroes habían tenido intereses personales los cuales no son del todo honestos. En doscientos años de historia que tiene mi país, pasaron muchas cosas buenas y malas, que contribuyeron a estar hoy como estamos. Tenemos un país muy rico en lo que es territorio y muy pobre en lo que es nación. La gente ha optado por esconderse o justificarse detrás de frases como “yo no lo voté” o “mientras esté el asado del domingo”, para no tener que hacerse cargo de las decisiones que toma y crearse una falsa idea de bienestar momentáneo. Tuvimos mucho y dejamos que nos roben y nos mientan. Se pierde a pasos agigantados el interés por estar mejor y a nadie le importa lo que le pase al otro. Mientras tanto nos tienen sumergidos en hechos aberrantes que ocurrieron hace tantos años, que quienes los cometieron ya están muertos o a punto de morir. Así nos ponen una venda en los ojos para que no veamos el penoso presente. Hemos llegado a creer que la inseguridad, la violencia, el abandono son cosas normales, estamos en un país donde la educación pasó a ser algo tan insignificante que el que estudia ya no es modelo a seguir, mientras que el que no estudió, roba o estuvo preso es el ídolo de una juventud sin futuro, la cual se aferra a los excesos sin límites que los aprisiona más y más en un sinfín de desesperanza. En esta reflexión no me interesa culpar a los políticos puesto que ellos tuvieron que crecer en el mismo país que yo y aprendieron lo mismo y lamentablemente no tienen las herramientas para poder cambiarlo por lo tanto no voy a perder el tiempo criticando a personas que se rigen por su propio instinto”.
“Conclusión: Teniendo en cuenta que en doscientos años de país, nos hemos hundido en lo más profundo de un lago del cual nadie nos puede sacar más que nosotros mismos, me parece interesante tratar de afianzar raíces con nuestros hijos, enseñándoles esos valores que fuimos perdiendo y dándoles a entender que somos una gran familia.” Firmado Pablo Morbidelli.
Pablo es un alumno que cursó segundo año Bachiller orientación Tecnología en la Unidad Penitenciaria Nro. 13 de la Ciudad de Junín.´
“ En este último tiempo he comenzado a sentirme cada vez más incómodo con este tema del bicentenario. He ido dando forma a una idea que expresa esa incomodidad que nació y se instaló en la boca de mi estómago, como sensación de vacio, de sin sentido, de falta de rumbo, de mediocridad, de irracionalidad, de locura, porque me cuesta entender como se puede creer en una celebración al mérito de haber llegado a los doscientos años de historia, dadas las condiciones sociales, políticas y culturales como están. Celebramos un bicentenario de apuesta a un modelo socio-político-económico que fracasó estrepitosamente y en vez de asumir una actitud reflexiva ante eso, en vez de que la cordura reine en las esferas intelectuales y políticas y se plateen verdaderos espacios de debate sobre una profunda reestructuración en pos de paliar la crisis que se agudiza día a día; se ofrece pan y circo.” Firmado Emmanuel Balvidarez
Emmanuel es un alumno de aproximada edad a la de Pablo, pero con una notable diferencia, está en libertad y nunca sufrió detención alguna. Es alumno de primer año bachiller orientación Gestión y Administración de una Extensión que nuestra escuela tiene en el turno noche dentro de la Ciudad de Junín.
No hace falta después de lo transcripto agregar comentarios pues está todo dicho. Ambos jóvenes, el primero que se halla detenido y que además ha sufrido privaciones de libertad en otras oportunidades y quien hasta el presente no ha tenido que pasar por tan triste experiencia, concuerdan, están en algún punto de acuerdo, la desesperanza los invade, no encuentran dicen ellos que “el país” los atraiga, al hablar con estos dos muchachos y estos son solo un muestreo de muchos otros comentarios similares, nos encontramos con que nuestra sociedad no dá respuesta a los jóvenes, no les muestra un camino de posibilidades para realizarse como seres humanos dignos y libres. Aparentemente la exclusión no está circunscripta a los que padecen privación de libertad, muchos otros que vemos día a día transitar las calles de nuestros pueblos y ciudades se representan una situación parecida, el último chico tiene familia y trabaja en la actualidad ,pero la precariedad del mismo ,lo sumerge en una situación de angustia y desamparo que no le permite vislumbrar un futuro.
Bauman nos plantea que la sociedad moderna actual necesita producir desperdicios humanos para su propia manutención y crecimiento, que dicha producción es una consecuencia del proceso de modernización. También sostiene que estamos transitando procesos democráticos inacabados que dejan grandes sectores de la población en situación de vulnerabilidad social y personal. A todo ello nos debemos oponer los docentes que solamente con nuestra enseñanza intentamos afirmar que otro mundo es posible, que las circunstancias es deseable que cambien y que puede asomar para los jóvenes , posibilidades futuras que los interpreten.
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