Los supermercados harán luego un negocio mostrando la escena de aquel rancho para que las vacas no se mojen tanto, que hasta parece lindo y se podrá comprar en doce cuotas con todas las tarjetas. Quedará tan hermoso el pesebrito, que perderemos la memoria de aquel rechazo primitivo, de la inhospitalidad, y de la ternura de Dios sabiendo de estas cosas.
Julia es una amiga que nos regalo la vida, a mi y a Gabriela, mi mujer, en un recoveco del camino.
Nos mando unos versos navideños, que compartimos con nuestros amigos, con el mejor de los deseos de justicia y paz.
Navidad para mí
quiere decir infancia.
Pesebre, pasto ,
inocencia . Actos.
Y en la vereda del bazar
del ruso de la vuelta,
apretujándose por develar
en la vidriera
los detalles del más grande
Nacimiento,
los chicos de mi cuadra.
Por mi barrio supe
que entre amigos
hay cosas que se dicen
y otras que se callan.
Aprendí en mi barrio que
donde uno pone el corazón,
se queda el alma.
En mi barrio,
tan lejos de la gran ciudad,
tan de calles tranquilas,
tan de ausencias largas,
no conocíamos las distancias
cuando queríamos de verdad.
Y es que en el barrio ,
guardábamos la ilusión
de que tal vez,
de que quién sabe,
de …alguna vez será.
Y uno creció alimentado
de misterios bellos.
Y había en diciembre
como un olor
a tiempos mansos
Y nos impregnábamos con él
la dura caparazón que la vida
tiempo después nos puso
Por eso aún hoy
al llegar la Navidad,
ateos y creyentes,
caminamos las veredas
como buscando a quien mirar,
y hasta nos emocionamos
al encontrar los ojos disponibles
de otra gente que se alegra
al vernos.
Entonces las cosas
más simples
se vuelven importantes.
Y uno se guarda
en la garganta
aluviones de palabras.
Y se cuelga las tristezas
en la percha de
lo que no sirve
Y saca a relucir
las alegrías
para que alcancen
para todos.
Son historias simples
que pasan en mi barrio.
Y a mí no se por qué
me gusta ver
que se repiten
año a año.
Y también contarlas
Y se me da por andar
interpretando
los silencios.
Y les pido disculpas
a los intentos
por volver a insistir.
Porque…qué se yo.
siento como que
las carencias
se disfrazan
de abundancias.
Y no encuentro motivo
que justifique
el desenmascararlas
Vaya uno a saber…
será que es Navidad.
Julia Gambetti
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