Los alumnos participaron en forma activa, aportando su propia experiencia y proyectándola tanto en los hechos relatados como en los perfiles de los personajes; y vertiendo los mínimos conocimientos penales que su situación les posibilitó. En algún punto, llegaron a identificarse con el lobo, excusando a éste de los graves hechos cometidos.
A través de esta experiencia, educamos más acá de los contenidos de la currícula, construimos en los vínculos, en la posibilidad de generar espacios de confianza para un encuentro subjetivante que permita establecer procesos de aprendizajes creativos y significativos.
Hay una lucha cotidiana, a nivel de las prácticas, para unos y otros actores. En este plano el trabajo es arduo, pues sabemos que las prácticas tienden a rutinizarse y automatizarse; y muchas veces es difícil detener esto, el accionar cotidiano, y observar, con cierta distancia, “los hábitos que nos habitan” al decir de Tomás Abraham.
Pero sólo de esa manera quizás podamos volver a conectar el hacer cotidiano con aquellos propósitos, ideas y fundamentos que guían nuestra tarea.
El desafío también es de orden político, consolidando acciones, sosteniendo proyectos y políticas que respalden, acompañen y consoliden el trabajo de todos los actores involucrados, permitiéndoles asimismo la construcción de nuevos sentidos, la proyección de ideas novedosas, de manera de poder reinventar un rol y una tarea que nunca será acabada en la medida en que la inclusión socioeducativa de nuestros alumnos esté pendiente.
La cárcel nos interpela y nos impulsa a pensar en el sentido de la educación en estos contextos: “enseñar y aprender en contextos de encierro implica afirmar, preservar, efectivizar el derecho a la educación, fortaleciendo el pensar que otro mundo es posible, que si las circunstancias cambian, el concepto de posibilidad asoma. Pensar al otro como sujeto de derecho, con posibilidad de crecimiento y con oportunidad de cambio, supone la convicción de una profunda relación entre educación, ciudadanía y política.
El individuo como centro de las miradas, tanto la del inconsciente colectivo como la de los medios de comunicación: el panoptismo dictamina que el individuo pertenece a un grupo y el grupo se desenvuelve en las distintas instituciones que conforman la sociedad disciplinaria, en nuestro caso, la prisión.
Foucault dice que el poder normaliza y disciplina, para ello, creó una ciencia que, entre otros principios, plantea la espacialización: un lugar para todo el mundo y todo el mundo en su lugar. El lugar donde alguien está determina quién y qué es esa persona.
En la experiencia relatada los alumnos expresaron: “Nosotros somos los lobos”
¿Permitirá la escuela en la cárcel “correrlos” de esa visión, de esa posición, despertando otra mirada, con mayor apertura y nuevos horizontes?
Tanto el presentismo de la Teoría del control social como los atajos mertonianos o el etiquetamiento de la Teoría de la rotulación están atravesados por una visión estática y cómoda del mundo.
¿Alguna institución que no sea la escuela puede enseñar a diferir, a construir paso a paso, a concientizar que no hay una sola meta, sino diferentes etapas a cumplimentar?
¿La educación en contextos de encierro posibilitaría la concreción de esta premisa de Michel Foucault?:
“Ante poderes cada vez más impersonales el sujeto tiene como condición de posibilidad, el pensar y el resistir, los sujetos se constituyen en tanto que tales en virtud de sus luchas por su posibilidad de emergencia. Frente a ello, hacer de su propia vida una obra de arte es la única puerta de salida”
Allí, bajo la cárcel, la fábrica del llanto,
el telar de la lágrima que no ha de ser estéril,
el casco de los odios y de las esperanzas,
fabrican, tejen, hunden.
Cuando están las perdices más roncas y acopladas,
y el azul amoroso de las fuerzas expansivas,
un hombre hace memoria de la luz, de la tierra,
húmedamente negro.
Se da contra las piedras la libertad, el día,
el paso galopante de un hombre, la cabeza,
la boca con espuma, con decisión de espuma,
la libertad, un hombre.
Las cárceles. Miguel Hernández
Gladys Camejo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar con tu opinión y comentarios. Deja tu nombre por favor al pie del mismo
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.