Bonini, Cristian
Gaitán, Nazareno
Gómez, Celina
Tapia, Diana
Veloso, María Luz
El presente trabajo tiene como finalidad analizar las causas que influyen a los niños y jóvenes que transitan por nuestras escuelas a tener actitudes violentas, como la situación socioeconómica, la escuela espacio de contención o disciplinaria y los medios masivos de comunicación.
La violencia es un mal que se ha instalado en la sociedad, hasta tal punto que muchas actitudes violentas se han llegado a naturalizar.
El ser humano hace uso de esta debido a su necesidad de protección y defensa. Cuando esta conducta esta dirigida a hacer daño afecta a toda la comunidad inclusive a la escuela que no esta exenta de ella.
Por lo tanto podemos definir a la violencia como el uso de la fuerza abierta y/o oculta con el fin de obtener de un individuo o grupo lo que no se obtiene libremente.
La victima y el victimario están unidos el uno al otro por una larga y compleja relación de demandas y necesidades reciprocas que pueden generar hostilidad, frustración y maltrato.
El maestro, como parte de la comunidad, tiene que estar preparado para enfrentarla. En nuestras aulas, reflejo constante de la sociedad, vemos niños que viven en un clima violento.
Frente a esta realidad, hemos desarrollado mitos y prejuicios para comprenderla, así nos paramos frente a esta problemática con preconceptos que nos impiden abordar la situación; también nos paraliza el carecer de respuestas para esta realidad y no conocer el modo de operar sobre ella para modificarla.
Se hace necesario que la escuela y toda la comunidad tome acción al respecto, no son inmunes a la violencia.
La violencia que ocurre en nuestras comunidades, también se hace presente dentro de las instituciones educativas.
El tema de la violencia esta estrechamente ligado al poder, toda situación de violencia es una situación de poder.
Foucault señala que existen redes sociales en las cuales el poder circula y que el ejercicio del poder se fue modificando a lo largo de la historia. Antiguamente se ejercía el poder sobre la totalidad de la sociedad, pero al complejizarse la red de relaciones hay elementos que escapan a su control; se hace necesario, entonces, un nuevo mecanismo que controle las cosas y las personas en cada detalle, de esta forma el poder se ejerce sobre el individuo y no sobre el cuerpo social en su totalidad.
En la escuela se hace cotidianamente uso de técnicas de mantenimiento de poder y control del otro sin siquiera notarlo.
Al concentrar cientos de alumnos, se busca la forma de que cada educando este bajo la vigilancia constante del docente; así aparecen las notas cuantitativas, los exámenes, los concursos, etc., que representan la posibilidad de “clasificar a los individuos de tal manera que cada uno este en su lugar, bajo los ojos del docente o en la clasificación – calificación o el juicio que hacemos de cada uno de ellos”. Como por ejemplo: la ubicación en filas no es casual, permite individualizar a cada uno y ejercer un control sobre ellos.
Como en los grupos, en la sociedad existen mallas de poder y cada individuo tiene una localización exacta en esa red de poder y obviamente las escuelas no escapan a ello.
Para comprender estas situaciones de violencia debemos reflexionar sobre ellas, teniendo en cuenta el contexto social, es decir, el marco en el cual se desarrolla la vida de la institución escolar y las relaciones internas que existen.
Analizaremos en primer término la estructura interna, las relaciones internas que se dan en la institución escolar.
Si consideramos que el niño puede estar oprimido dentro del sistema educativo, primero debemos comprender esa estructura de opresión, que no solamente oprime al chico, sino también al docente, es decir, tomar un abordaje global en el cual no hay victimas ni victimarios.
Una primera mirada nos podría señalar que es el maestro quien tiene el poder y entonces es el victimario, pero esto no es así porque el docente es tan victima del sistema educativo como el alumno.
La experiencia cotidiana nos hace saber que en las escuelas existen relaciones de poder, que hay un desempeño de autoridad de los directivos y de los docentes, que en muchos casos se sigue privilegiando el modelo pedagógico tradicional y que son elementos que tienen que ver con la dinámica institucional y que pueden incidir para que la violencia se potencie o para que se produzcan cosas que hagan lugar a la violencia. Las relaciones existentes dentro de la institución serán las que favorezcan o desalienten la existencia de violencia.
La violencia es un fenómeno sobre el cual experimentamos muchas vivencias.
Nos rodea y la mayoría de las veces como una presencia “invisible” acompaña nuestras interacciones diarias.
Los niños que aprehenden en su hogar modelos de relaciones violentos tienden a reproducirlos a través de conductas delictivas o actos de maltrato.
En muchos hogares se ejerce alguna forma de violencia; mucha de estas situaciones pasan inadvertidas, porque el maltrato es de índole psicológica no dejando huellas observables en el físico. Pero las mismas dejan “marcas” en lo psíquico de quienes la padecen.
La escuela es una construcción social especifica y en cada una de ellas se van a desarrollar practicas particulares que van a tener un modelo disciplinario o el modelo pedagógico que comparte esa comunidad educativa.
Hay escuelas donde los niños están entusiasmados en diversos proyectos, donde son protagonistas y participes, donde pueden canalizar sus energías, donde son contenidos; en estos lugares es mas difícil que aparezcan casos de violencia; pero en otras instituciones educativas hay sistemas internos altamente autoritarios, donde podría pensarse que la violencia no debería existir, pero el día que falta la figura que representa la autoridad se producen los hechos de violencia.
Consideramos igualmente que esto no es siempre así, ya que pueden existir otro tipo de casos por lo que no es lo mejor generalizar ya que hay variados casos de violencia como de escuelas.
Algunas escuelas teniendo en cuenta el contexto en que están inmersas generan prácticas donde el niño puede encontrar su propio espacio para el desarrollo de sus potencialidades. Se persigue que el niño adquiera diferentes niveles de responsabilidad, teniendo en cuenta sus posibilidades reales y tendiendo al desarrollo de la autogestión.
Este modelo tiende a que el niño aprenda a manejar su libertad con responsabilidad y respetando a sus semejantes. No se trata de generar un sistema permisivo, se apunta al desarrollo de la responsabilidad.
Lo importante es no descontextualizar al niño, sabemos que trae aprendizajes previos adquiridos en el proceso de socialización primaria; en su familia existen modos que son parte de el.
Si sometemos al niño a una normativa totalmente diferente, entonces entrara en conflicto y es así como muchas veces ocurre el fracaso escolar, la escuela no es capaz de contener en su seno a los niños y jóvenes.
La situación socioeconómica:
La familia al carecer de los medios económicos debe generar estrategias de supervivencia para sobrevivir; niños que alternan el mundo del trabajo con el mundo escolar, con pautas totalmente opuestas, en su labor de subsistencia aprende por fuerza conductas violentas que luego repite en la escuela.
Los comportamientos esperados de él en su familia son los esperados en la escuela. Es así como entra en conflicto; en el mundo del trabajo, en general desarrollado en la vía publica, ha aprendido a manejar un modelo de relación distinto, es el modelo del “mas fuerte”, del “sálvese quien pueda”, del “que pega primero, pega dos veces”; en la escuela el modelo es el opuesto: “debes ser bueno”, “pórtate bien”, cumplir con lo que te indican los mayores.
Otra diferencia esta dada por la recompensa que obtiene en uno y otro ámbito; fuera de la escuela su recompensa es material, mientras que en esta es moral, abstracta.
Es este otro punto de conflicto, el niño esta acostumbrado a “ver” su recompensa frente a las conductas.
En síntesis, el chico que participa de las estrategias de supervivencia familiares, lo hace la mayor parte del día; el resto del tiempo concurre a la escuela, aunque no siempre con regularidad.
La escuela sanciona al niño que no actúa de acuerdo a lo que la institución espera de él.
Los medios de comunicación:
No debemos olvidarnos de los medios de comunicación que día a día ponen frente a nosotros su dosis de violencia. Desde hace algunos años vemos noticias en los diarios de distintos hechos que hablan de la violencia dentro de las escuelas; todo ha llegado al punto que, lo que antes nos sorprendía, hoy parece un dato mas, una anécdota mas dentro de las aulas.
Cuando esta aparece en filmes es sencillo explicar que no es mas que una película, pero hay otro tipo violencia que se ejerce sobre los jóvenes que en busca de su identidad toma muchas veces como modelos esos prototipos de violencia para manejarse en el medio social en el que actúa.
Las noticias recientes muestran un alto crecimiento en las tasas de violencia escolar.
Sabemos que la violencia siempre existió, pero creemos que hoy en día los medios de comunicación como la televisión, el Internet, masifican esta violencia, llegando a naturalizarse.
Es probable que las nuevas tecnologías como los celulares, las cámaras fotográficas y de video dejen más al descubierto estas situaciones. Consideramos que muchas veces son de utilidad como pruebas de las mismas, pero muchas otras no, ya que como bien sabemos los jóvenes las utilizan como métodos de diversión; como por ejemplo suelen grabar videos para luego subirlos a Internet.
Los medios ofrecen en sus espacios publicitarios y en sus programaciones objetos, lugares, hechos, palabras, que buscan entrar en la vida de las personas como necesarias, importantes; ya que por ejemplo si no tenès determinado celular o zapatillas “no perteneces” a un nivel social, por lo que los jóvenes buscan como sea acceder a esos “bienes” para “pertenecer”.
Es muy importante que como educadores y como padres enseñemos a los chicos a que sepan desglosar lo que los medios de comunicación nos ofrecen y que podamos charlar con ellos de lo que ven y escuchan.
Es necesario que desde nuestro rol de educadores estimulemos el desarrollo de una visión crítica frente al manejo de la información que realizan los medios de comunicación masiva.
Ya que como bien sabemos los jóvenes necesitan construir un espacio de pertenencia, con modelos con los cuales pueda identificarse, que le permitan sentirse seguro.
Conclusión:
Muchas son las variables que influyen en la violencia, es por eso que como educadores debemos poder detectarlas a tiempo para realizar acciones de prevención e intervención que puedan ayudar a reducirla.
Sabemos que hay mas variables por analizar como las culturales pero quisimos realizar un análisis no demasiado extenso y priorizando nuestra labor.
La autentica educación es la que tiene como fin el desarrollo integral de la persona; por eso debe proporcionar, además de conocimientos y valores, actitudes de cómo actuar en diversas situaciones que nos pone la vida.
La violencia es una conducta que afecta a todos en la sociedad; esta destruye los valores sociales que son necesarios para la convivencia en armonía.
En el aula, lo importante es saber identificar cuando esto ocurre, como así también desarrollar una tarea de prevención y promover un entorno de contención y guía.
Bibliografía:
-La proporcionada por el espacio curricular
-Violencia social y escolar. Escuela de formación y capacitación docente de SDEBA. Cuadernillos 1, 2, 3, 4 y 5.
-Crimen, delito. Violencia escolar. Aranciaga, M (1997)
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