Vamos aprendiendo que lo que pasa, nos pasa a todos. afe2011

Fabio Luis Henricot

Me permito adjuntar una cita de un texto que junto con otros, hace ya un tiempo, vinieron a hacerme ruido a mi concepción materialista de la historia, lo que yo consideraba verdad revelada, sin fisuras, mis lecturas del marxismo, y que hoy considero una adecuada herramienta de análisis, la más adecuada a veces, pero ya sin teleología histórica, sin “destino manifiesto”:

“...Cuando digo “filosofía actual” me estoy refiriendo a la actual filosofía occidental de alcurnia empirista, analítica y científica, pues es ésta la filosofía que no solo domina las universidades anglosajonas sino que, indirectamente, se ha convertido en la filosofía aceptada en todo el mundo. Cuando los países árabes hablan de progreso (o cuando un jeque árabe se compra un Mercedes Benz, que de eso se trata), cuando la gente habla de revolución verde o de impartir educación a los analfabetos de los países del tercer mundo, todo ello se hace y se expresa dentro del contexto implícito de la filosofía influida por el empirismo y el mecanicismo analítico occidental. Todas las principales transacciones económicas tienen el aval de nuestra filosofía occidental empirista y positivista…y suministra la justificación filosófica al paradigma despiadado, explotador, mecanicista que ha lanzado la orden de degüello contra la ecología del planeta, contra las naciones del tercer mundo y contra los mismos individuos que trataron de vivir a imagen y semejanzas de las máquinas (…) precisamente ese modo de pensar simplista, lineal, atomicista, determinista –para abreviar, científico-, que corta todo en pedacitos y luego embute la variedad de la vida en casilleros de conocimiento físico, es lo que yo considero enfermo, pues en última instancia produce consecuencias enfermas (…) cuando digo que al inventar nuevas tácticas de vida necesitaremos repensar nuestras relaciones con el mundo en su conjunto, lo que quiero significar expresamente es que necesitamos abandonar la concepción mecanicista del mundo y remplazarla por otra más rica y amplia. La eco-filosofía trata de suministrar los rudimentos de esta concepción alternativa.”

Henryk Skolimowski, una filosofía para el siglo XXI, revista Mutantia, septiembre de 1980.

“Todo acto de percepción y comprensión es un acto de sutil transformación del mundo”

(Ibid., anterior)

“Nos manifestamos políticamente no tanto por el modo en que votamos como por el modo en que vivimos”

(Ibid., anterior)

“La totalidad de la historia del universo es la historia de la materia adquiriendo sensibilidad”

(Ibid., anterior)

Durante los años ochenta, cuando tanto el reaganismo como el thatcherismo ponen en evidencia la verdadera brutalidad del sistema, y se encargan de consolidar las alianzas financiero-militaristas que aseguran la estructura para la mayor devastación y saqueo del planeta y sus formas de vida, complejas o simples, que se ha visto desde la segunda revolución industrial, en Latinoamérica ya hace mucho que se habla de una filosofía propia, que deba pensarnos a nosotros desde nosotros, y que resulte una herramienta para liberarnos de la opresión, opresión fundada en la estructura de pensamiento que fue abonada por, entren otras cosas, la educación organizada.

Skolimowski quizá no leyó a Mariátegui o a Dussel, no lo sé. Lo interesante es que pensadores del primer mundo empiezan a plantear para el sistema planeta lo que Dussel planteó para el sistema región: la filosofía imperante justifica y legitimiza esta concepción, estos procederes, estos resultados.

Entonces, estas crisis o esta Crisis general y en mayúscula no es más que el resultado del “Zeitgeist”, el espíritu de la época. Y lo que no ha hecho el espíritu de época es elevar la vida y su cuidado a la categoría de valor supremo, sino todo lo contrario.

Intento hablar de educación y termino hablando de ecología ¿error, dispersión, malentendido? Creo que no. Sin un hábitat que sostenga la vida no estaríamos sosteniendo este intercambio, ocupándonos de estos temas. La “crisis educativa” es una manifestación más de la encrucijada ante la que se encuentran Latinoamérica y el mundo, y la propia especie humana.

Sobre Michel Foucault

Lo poco leído sobre este autor, a lo que agrego el texto que acercás, Francisco, me da una idea sobre lo pormenorizada y detallista que es la disección del poder y su circulación que el filósofo lleva a cabo, y vuelve a dejarme ese sabor a nada que atribuyo al denodado esfuerzo de éste y otros pensadores para no quedar pegados con el marxismo, o lograr ser “pensadores originales”.

No menosprecio el inmenso trabajo de campo que es “vigilar y castigar” y el conocimiento que nos aporta sobre los mecanismos de control y su tarea de “deshumanizarnos”, pero, en mi humilde opinión, no se va hasta el hueso, solo accedemos a la puesta en escena del sistema, a la instrumentación del régimen.

En poco más de 100 años la instrumentación tecno-capitalista ha hecho posible el genocidio armenio, el genocidio gitano, el genocidio judío, el genocidio argentino y el actual genocidio palestino. Y todos los nenes que se nos mueren todos los días por causas evitables, en una villa cerca de nuestra casa, o en el culo del mundo.

Esos mecanismos de control han dado lugar a su vez a una “ilusión de control”, como más paradigmático ejemplo podemos citar lo que ocurrió y sigue ocurriendo en los reactores de Fukushima, cuyas consecuencias, no podía ser de otra manera, son globales y se extenderán en generaciones.

Entré en la “colimba” en marzo de 1988. Mi destino definitivo fue Junín de los Andes, en la provincia de Neuquén, a 2700 Km. de casa.

Durante décadas la sociedad argentina consideró normal entregar cada nueva generación de hijos a las fuerzas armadas. A esas fuerzas armadas que después supimos, eran una caterva de miserables, psicópatas, genocidas. ¿Después supimos o nunca lo quisimos ver? Eran parte de la normalidad el guerrerismo, el chauvinismo, el armamentismo. Ahora sabemos que esas formas son parte de las estrategias del capitalismo, y que toda guerra es criminal.

“Maniobras del ejército, infinitamente repetidas” – dice Foucault en sus textos y sigue diciendo:                     

“El hecho de ser visto sin cesar, de poder ser visto constantemente. Es lo que mantiene en su sometimiento al individuo disciplinario…”

Ahora sé que en ese regimiento en el sur, tan parecido a todos los regimientos sobre la tierra, tan bien descriptos por Foucault, me estaban entrenando para aceptar sin chistar, me estaban entrenando para la fábrica…

Sobre Paulo Freire

Para la permanencia y la eficacia de las de las tácticas de opresión y sometimiento, es fundamental dejar al individuo desguarnecido, sin los otros y sin él mismo. Atacar su capacidad de organizarse, deslegitimar su lenguaje, convertir su cultura en ilegal.

La conciencia se trata de ser y estar aquí y ahora, y esa es su potencia. Aquel que no es pensado por otro sino por él mismo, aquel que disponga de una lectura crítica de su realidad, y pueda ver que también es la realidad de otros, a veces millones de otros, estará empezando a desandar el camino que lo separó de los otros, que revisten su misma condición.

¿Cuántos trabajadores docentes tienen la plena y continua conciencia, al llegar a clase, que están hermanados a sus estudiantes por la misma condición de ser explotados por el mismo sistema, por el mismo orden, solo con una diferencia de matices?

“La lectura del mundo precede a la lectura de la palabra, de ahí que la posterior lectura de ésta no pueda prescindir de la continuidad de la lectura de aquel. Lenguaje y realidad se vinculan dinámicamente.” (Freire, 1997, p.94)

La lectura crítica del mundo es una de las herramientas que propone Freire, que permite que cada grupo o individuo pueda moverse por sí mismo en una realidad compleja gracias al constante auxilio de la práctica, la “praxis”, que relaciona los contenidos de la educación con su contexto.

Recuerdo en mi paso por la capacitación y las escuelas a más de un compañero docente reclamar angustiado “…como hago para que la miseria no se meta en mi aula, como hago para que la realidad no entre en mi escuela…”

Ese también es un dato de la realidad, la realidad de un sistema esquizofrénico y alienante, que pone a los individuos en un reclamo al estilo “ya sé lo que pasa, pero que no me pase a mí”. Y vamos aprendiendo, a veces con dolor, que lo que pasa, nos pasa a todos.

El método dialógico de Freire pone en un mismo plano horizontal al maestro y al alumno, lo que evita la sumisión y desactiva el autoritarismo, y donde la capacidad de escuchar entronca con la lectura del mundo y el ser con los otros.

Trabajo en la biblioteca de una escuela agraria, una escuela rodeada por explotaciones sojeras, y que antes de la soja estaba rodeada por tambos, 11 en total, y hoy no queda ninguno, y todos los campesinos de la zona tuvieron que ir a malvivir al casco urbano de la ciudad. La escuela se vio inmersa en un proceso de deslegitimación, mientras el campo se vaciaba de campesinos, la escuela se llenaba de las “sobras” institucionales. Todos los “revoltosos” y “malos estudiantes” de la ciudad terminaban en la escuela agraria, dando origen al poco feliz apelativo de “escuela reformatorio”.

Poco a poco esta situación se viene revirtiendo (la escuela como opción válida es lo que surge, la soja no ha retrocedido un ápice) y yo he logrado que los estudiantes visiten la biblioteca, que al decir de mis compañeros históricos en esa escuela, antes era un “paramo”.

Y lo que más hago con ellos, sin darme cuenta de la marca freiriana, es conversar. A veces les leo, a veces trabajamos juntos, pero lo que más hacemos es dialogar. Tengo mis tácticas, algunos ya saben que si el tema que traen es de lo que habla la televisión, desestimo con cortesía y enfoco en lo que está pasando ahí y ahora, en la escuela y en sus vidas.

Si llego a titularizar en esa escuela –soy suplente- el proyecto que tengo en carpeta es una radio para la comunidad escolar. Para seguir ampliando el método dialógico…