
Se trata de un virus revelador. Un bicho (así le decíamos en la década del 80) que muestra muchas cosas que sin él, parece que no están.
El sida mostró el gusto por las prostitutas. Sacó a luz la dimensión de esta forma de vivir la sexualidad que tendríamos que revisar. Mostró también la fuerte incidencia del poder sobre el sexo. El sexo y la violencia. La relación (casi una paradoja) de la sexualidad y la muerte. La relación entre el sexo y el silencio. Hay que sacar el sida entre nosotros y para eso pareciera que lo único que funciona, es una razón de amor. Un amor que cuida, un amor que se cuida, un cuidado que es una forma respetuosa del amor. Hoy hay mucha información. Este es un espacio educativo. Será bueno hablar del sida, el amor, de la sexualidad en muchas ocasiones que no sean solo el primer día de diciembre.

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