Los mercados ofrecen, tan solo por dos pagos
o por tres,
harinas de colores, paquetes lindos
de harinas solo blancas.
Harinas para panes,
para pizzas
para sueños de música,
de hijos en la mesa,
de amigos que se encuentran
y se rien.
Pero quedan ahí.
Ya nadie explica
que la felicidad se amasa.
Francisco Mina
Verano de 2011
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