Hoy es el día del maestro en nuestro
país, la Argentina. La ocasión la ofrece el aniversario de la
muerte de Domingo Faustino Sarmiento. Quizá sea por esto, que ya
desde el comienzo, hablar de “educación” en nuestra tierra sea
conflictivo.
La identidad docente se debate entre
profundas contradicciones en los orígenes de la Patria. La acción
de “civilizar” estuvo teñida de sangre desde la conquista. ¿Como
resuena en el siglo XXI la sociedad entre identidad y conquista? ¿Que
quiere decir que somos lo que somos a partir de ser conquistados?
¿Que es ser conquistados?
Sarmiento encabeza un potente
movimiento político de educación civilizadora, inspirado en los
principios pedagógicos de la revolución francesa y las experiencias
educativas de Norteamérica. No es un “vendepatria”. Intenta una
transformación republicana con notas industrialistas, que sea capaz
del diálogo económico con “los países centrales”.
Los indios, los gauchos y los
inmigrantes españoles del siglo XIX, no le sirven a su propósito
vanguardista. El Facundo (sin duda una de las obras literarias mas
importantes de nuestra historia) da testimonio desembozado de este
desprecio. Los pueblos originarios y sus posteriores mestizajes son
el atraso. Con ellos no es posible hacer una Argentina pujante,
moderna, civilizada.
La escuela será la fabrica
transformadora que hará de los vagos y enemigos del progreso, un
sujeto nuevo, que junto a lo mejor de la inmigración europea
constituyan un país pujante.
Este será el discurso constituyente de
la escuela. Quizá por eso la escuela siga aún hoy teniendo algunas
expresiones contradictorias, buscando a los niños pobres para que
entren a las aulas y luego despreciando su cultura.
Nada bueno puede nacer de “ser
conquistados”. ¿Como no reconocer la acción educadora de
Sarmiento? Pero también: ¿porque seguir comprando como en un
paquete indefectible, su ostentoso desprecio por los habitantes
originarios de estas tierras?
Ayer le pedí una foto a una alumna,
que luego de las clases en el profesorado de Matemática a las diez
de la noche, retoma su trabajo de entrega de pedidos en su moto.
Luego, muy tarde ya, retoma su camino a Garín, a diez kilómetros de
Escobar. Un enorme esfuerzo que ella juega con total convicción. Es
solo un ejemplo. Nuestras clases en los terciarios de la Provincia de
Buenos Aires están llenas de estos alumnos, que pagan un peaje doble
para luego transitar por un camino lleno de complicaciones. Todo para
ellos es siempre mas difícil. Ella, como tantos otros, será un
trabajador de la Educación como yo lo soy ahora. El problema de la
Argentina no son los pobres y la ignorancia, sino los privilegiados y
su aparente sabiduría. Educar no es colaborar con aquellos que
tienen mucho sin esfuerzo, para que sigan aumentando su opulencia.
Educar es crear oportunidades de trabajo para un acceso justo a la
riqueza de este mundo, que es de todos.
Feliz día a todos los colegas.
Francisco Mina