Ella camina lentamente,
disimulando las
marcas de sus miedos en el suelo.
Hace muy poco que
vino de las sombras
y el pesar de ese
lugar, otro lugar,
le dejo un ardor de
alas quemadas en los sueños.
Y con retazos
de muerte y de
locura,
y respiros de vida
imperceptible,
como un verde leve
que nace entre las
piedras de su altura,
anda latiendo
y muestra sonrisas
pasajeras
que yo le junto
en las heridas que
me han hecho
la ceguera y la
esperanza,
como dos manos
que aprecian el
rocío
cuando escasea el
agua.
Francisco Mina
verano de 2015
Gracias a Dios
Gracias a mi familia y a los amigos
Gracias a los compañeros del camino
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