“Fue tal el terror que sembramos en
toda esa gente —la oposición— con éstos y otros medios
(establecimos en varios puntos depósitos de armas y municiones,
encarcelamos como unos veinte extranjeros complicados en una supuesta
conspiración; algunas bandas de soldados armados recorrían de noche
las calles de la ciudad acuchillando y persiguiendo a los
mazorqueros) que el 29 triunfamos sin oposición (1). Los gauchos que
se resistieron a votar por los candidatos del gobierno fueron
encarcelados, puestos en el cepo, enviados al ejército para que
sirviesen en la frontera con los indios y muchos de ellos perdieron
el rancho, sus escasos bienes y la mujer”.
(1) Se refiere a las elecciones del 29
de marzo de 1857.
(Carta de Domingo F. Sarmiento a
Domingo Oro, 17 de junio de 1857)
“¿Lograremos exterminar los indios?.
Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin
poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos
a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y
Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos.
Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime
y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño,
que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado”.
(Domingo F. Sarmiento en el diario
El Progreso, 27/9/1844)
“Tengo odio a la barbarie popular…
La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil… Mientras haya un
chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente
de poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de
origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el
pueblo, haciendo que los cristianos se degraden… Usted tendrá la
gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta
aniquilando el levantamiento de las masas”.
(Carta de Domingo F. Sarmiento a
Bartolomé Mitre, del 24 de septiembre de 1861)
“Si los pobres de los hospitales, de
los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir,
que se mueran: porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El
mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De
manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué
importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus
defectos? Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos
de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer”.
(Del discurso en el Senado de la
Provincia de Buenos Aires, 13 de septiembre de 1859)
“No trate de economizar sangre de
gauchos. Éste es un abono que es preciso hacer útil al país. La
sangre de esta chusma criolla, incivil, bárbara y ruda, es lo único
que tienen de seres humanos”.
(Carta de Domingo F. Sarmiento a
Bartolomé Mitre, 20 de septiembre de 1861)