En este pequeño techo murió Claudio Pocho Lepratti, . Seguramente las chapas estarían muy deterioradas, fueron cubiertas con membrana para que el agua y la sangre no bajaran.
Todos los diciembres pienso en estos diez metros cuadrados. Claudio era profesor de filosofía. No puedo dejar de imaginar estas pobres chapas como su territorio de militancia social y también como "su aula". Desde acá se tiró hasta nosotros.
De los muchos temas que discutimos en el mundo hoy, uno increíblemente caliente, es el de "los hombres y las cosas". Después de muchos siglos de no encontrarle la vuelta para comer y estar mejor, aprendimos a explotar literalmente la tierra. Hoy estamos parados sobre la paradoja de lograr climas fríos, calientes e intermedios; comer cosas que antes solo eran posibles en algún lugar del planeta y en una época determinada del año. La industria y el comercio han acortado algunas distancias. El hambre y la exclusión no.
Sobre estas cuatro chapas Pocho tiene abajo una cocina con el guiso para el mediodía de la escuela de las Flores. En su frente esta Buenos Aires, desgarrando los últimos pedazos de la ilusión del primer mundo en la represión del presidente De la Rua.
León Gieco ha edulcorado sus últimas palabras con ese "bajen las armas que aquí solo hay pibes comiendo". Las de verdad fueron nacidas de la responsabilidad: Deja de disparar hijo de puta! No ves que vienen los pibes a comer? Después la bala.
En esas cuatro chapas, como en un escenario vital, se juegan los principales debates humanos: las armas y la comida, la riqueza y los desahuciados, el delito contra la propiedad y la corrupción política, la educación como reproducción infinita de las injusticias y enseñar y aprender para transformar la realidad.
Debajo del techo de la Escuela Media 7 de Campana, Claudio Pocho Lepratti, estamos discutiendo de trabajo, de educación, de justicia...
No hay nadie parado arriba del techo para defendernos, pero hay memoria, hay pasión para luchar por un país que no debe resolver sus problemas criando pobres y guardándolos debajo de la alfombra social de las cárceles como delincuentes.
La escuela Lepratti de Campana es un espacio de urgencia, donde llegamos tarde.
Tener calor
buscar un poco de aire
subir al techo
oir disparos
sentir calor
subir al techo
poner mas agua al guiso
sentir calor
subir al techo
un chico llora
subir la bronca
trepar al techo
el guiso que no alcanza
los disparos y el llanto
subir al techo
gritar para que paren
calor de los disparos
sangrar el techo
Francisco Mina, otoño de 2014
Tener calor
buscar un poco de aire
subir al techo
oir disparos
sentir calor
subir al techo
poner mas agua al guiso
sentir calor
subir al techo
un chico llora
subir la bronca
trepar al techo
el guiso que no alcanza
los disparos y el llanto
subir al techo
gritar para que paren
calor de los disparos
sangrar el techo
Francisco Mina, otoño de 2014
Para ver en este blog:
Algo de la vida del Pocho Lepratti
Crónica del nombramiento de la Escuela
Artículo sobre el nombramiento de la Escuela para una revista de Rosario