Julia Gambetti. Poemas

Corazón Dependiente.

Mi corazón en otra vida
tiene que haber sido
dependiente
en un almacén
de ramos generales.

Porque le gusta
imaginar que
en cada puerta
alguien lo espera
para verlo llegar
con su reparto.

Tiene por mercadería
muy selecta
antiguas cosas
que ya nadie pide.
Historias simples
envueltas en papeles
muy complejos,
frascos repletos
de amores rebuscados,
cajas herméticas
que guardan
romances clandestinos.
Y en cantidad
como para una exposición,
tiene un montón de sentimientos congelados.

Y anda este corazón
barriendo la vereda
muy temprano
como para ponerse
a campanear
si algún vecino
no pasó en su horario.
Y se ocupa de
lo intrascendente
en vez de preocuparse
por lo que le han
estipulado.

Por ejemplo
se sube en bicicleta
y se escapa
a recorrer el barrio,
y cuando va llegando
a la estación
queda extasiado
mirando cielo,
vías y pasto.

Alguien al verlo
podría pensar
que espera,
Y yo no sé si
acaso espera algo.

Es de puro nostálgico
que acomoda la mirada
en el pasado.
Tiene este corazón
tantos silencios,
que de veras me aturde
el escucharlos.

El sabe bien
que hace rato
que lo miro,
que lo vigilo,

que le doy tiempo,

y a veces

hasta finge que lo engaño.
Pero él como si nada

sin apuro sigue,

inventándose la vida color rosa.

Y así continuará soñando

igual que aquel dependiente
con dejar de ser.
Y sin buscarlo

encontrar un día en el buzón
la oferta de un trabajo
de otra cosa.

Talleres de cine.

Farina
El primer taller lo realizamos en el 2002 junto a vecinos y amigos de Ing. Maschwitz. En ese tiempo era director de un centro de rehabilitación para jovenes con psicosis y autismo de esta ciudad. Hacía unos años que tenía una pequeña camarita para filmar acontecimientos familiares. Comencé a utilizarla para documentar el trabajo de reinserción social de los jóvenes del centro de salud. Un estudiante de cine de la Universidad de Lanús, vió un cortometraje documental ("El trabajo y la fiesta") que yo había hecho para acompañar unas clases en el doctorado de Salud Mental Comunitaria de esa Universidad. Me dió un volante con datos de un concurso de cine independiente,y si bien no participé, me inquietó lo suficiente.
Al poco tiempo filmamos “Farina”, un cortometraje de ficción adaptado de un cuento que recreaba la vida de un vecino. Todos sabíamos de quien hablábamos. Esto le dio un sabor diferente al taller.

Un loco del barrio se desencuentra con los demás, caminando en los bordes de la exclusión. El barrio lo acepta con sus diferencias.

En el 2004 participamos con este cortometraje del primer Festival Nacional de Cine y Video independiente de Escobar. Resultamos finalistas.